in

La González no es González sin neblina

Partículas pequeñas de agua en suspensión. Ahí, apretadas, unas junto a otras se convierten en una masa espesa, densa, blanquecina que dificulta la visión. Todo aquel que haya pasado durante la noche por la González Suárez sabe cómo es la neblina.

Los autos que circulan a baja velocidad, ‘cortando’ la niebla con sus faros, es una escena clásica en la vida nocturna de esta zona de la ciudad. La pregunta ¿por qué este barrio quiteño parecería sacado de alguna esquina londinense (por el clima, claro está)?

La Plaza Churchichill con neblina. Foto: Perla García

Para explicar la neblina, hay que ponerse técnicos

La geografía donde se levanta la González y sus alrededores es una meseta, una especie de embudo, hacia donde llegan masas de aire húmedo desde los valles.

Ese fenómeno conocido como efecto ‘orográfico’ sucede cuando esas masas húmedas y cálidas topan con el aire frío de la superficie terrestre, del suelo. Es en ese momento cuando las partículas de agua se acumulan y se forma lo que se conoce como neblina o niebla.

Es común que la neblina se acumule después de un día en que hubo mucho sol y luego lluvia. Esto se traduce en que si hay bastante calor, tras las precipitaciones, la ‘fusión’ de masas de aire de temperaturas cálidas y frías hará que aparezca esa densidad en el ambiente.

Rodolfo Molina, del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), explica que durante la época lluviosa es cuando más se producen los bancos de neblina. Esto, en Quito, se registra entre octubre y febrero. Aunque también, dependiendo de las condiciones meteorológicas, esto podría extenderse hasta mayo.

En zonas como la González Suárez, hay más probabilidades de que se concentre la humedad, el aire se sature y la neblina se haga visible. La fórmula es sencilla: a menos humedad, menos niebla y viceversa…

Ya en el día día, esto se refleja en una sensación térmica fría y en un nivel de visibilidad reducido. Por eso, es preciso tomar precauciones para evitar accidentes de tránsito que, de hecho, aumentan en la temporada invernal. La recomendación es básica: conducir a una velocidad moderada en los alrededores del barrio, siendo el puente de la González uno de los puntos más críticos por sus curvas cerradas y lo limitado de la visibilidad en días de temperaturas bajas.

¿Qué opinas?

Un comentario

Deja una respuesta
  1. Las primeras luces de una mañana desprovista de bufanda y de abrigo, nos hacen notar que el día va tomando su posición en el calendario. El estilo de las construcciones que espontáneas se desperezan y cierto cambio en el clima, nos dice que la ciudad ha despertado. Su esplendor y gloria se aprestan a recibirla, algodonados recuerdos descienden hasta sus plazas. El sol buscando su ubicación perfecta, permite a la mañana avanzar sobre los adoquines que parece los va contando. Dios muestra su rostro y pide llamarlo: Quito.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Escrito por Desirée Yépez

¿Cuáles son los cruces peatonales más conflictivos?

Un ‘Merkado’ superfresco abre los martes