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Un garaje es ahora un espacio para comprar frutas y legumbres

Lecciones de la pandemia: de las cosas negativas nace la generosidad. María Fernanda Peñafiel abrió un garaje de su casa para que María Delia Lumbi pueda vender frutas y legumbres a los vecinos de la González Suárez.

El 1 de mayo del 2020 la Policía Metropolitana retiró a Delia de la vereda. María Fernanda abrió el chat de WhatsApp y leyó la historia de lo ocurrido y se propuso ayudar. La foto del desalojo y los comentarios a favor y en contra se regaron en las redes sociales. “La forma como la retiran me pareció desproporcionada porque no le pueden tirar gas pimienta”, recuerda la vecina del barrio.

Luego de leer la historia llamó a María Luisa Cordero de la directiva del barrio para decirle que quería ayudar a María Delia, quien antes de la pandemia vendía frutas afuera del edificio Atrium. María Fernanda puso a disposición el garaje de su casa en la calle Humboldt.

Video cortesía María Fernanda Peñafiel.

En ese lugar tenía juegos infantiles de sus nietos. La misma tarde del viernes habilitó el espacio y armó mesas plegables. María Luisa proporcionó el contacto y María Fernanda llamó a Delia para ofrecerle el garaje y su ayuda para organizar la venta. “Yo pensaba que no solo perdió su dinero sino su dignidad; quedó aplastada en su amor propio fue como rescatar a alguien que estaba muy venida a menos”, concluye María Fernanda.

En la Policía Metropolitana se explicó que las retenciones, o retiro de mercadería, no son nada amables porque ningún comerciante entrega sus productos de buena manera a los agentes. Pero de ninguna manera incluye agresión, solo uso progresivo de la fuerza del agente en defensa personal si es que fuere agredido por el comerciante. Se adelantó que se investigará la razón del uso del gas pimienta con María Delia. Sin embargo, se reiteró que las ventas ambulantes en espacios públicos (veredas) están prohibidos durante la pandemia.

Las ventas en la calle Humboldt

El domingo 3 de mayo María Delia Lumbi, de 32 años, estaba tranquila y agradecida. “En el garaje sí estoy vendiendo, gracias a Dios”, dijo. Los productos son traídos desde invernaderos de Ambato, según la comerciante. Uno de los pedidos que le hicieron es que las frutas y legumbres siempre sean frescos.

En el espacio habilitado trabaja con su esposo y Nicole, la hija de María Fernanda Peñafiel, colabora con la organización de los clientes. La familia anfitriona consiguió los elementos necesarios para mantener la bioseguiridad: trajes, máscaras, desinfectantes. Además, María Fernanda y una ayudante limpian con cloro el espacio antes de que lleguen los comerciantes. También se habilitó un baño para que los vendedores se pongan la ropa limpia y laven las manos antes de atender a la clientela.

Los trajes de bioseguridad utilizados por los vendedores.

“Vino gente del Ministerio de Agricultura a ver las normas de bioseguridad. No tuvieron ningún comentario”, explica María Fernanda. Se organizaron para que solo una persona pueda entrar al garaje mientras otras esperan y se controla que tengan mascarillas. “Si usted va al supermercado, aquí encuentra lo mismo. La única diferencia es que no tengo el termómetro digital que ponen en la frente, aunque lo estuve buscando”, asegura la dueña de casa.

Video cortesía María Fernanda Peñafiel.

María Luisa Cordero, miembro del Comité ProMejoras del barrio, está sorprendida por la generosidad de María Fernanda. Desde este 4 de mayo dividirá el tiempo de uso del garaje para ayudar a otras dos personas. “Pedí a María Fernanda que reciba a Diana Sinatoa, una persona que tiene a su hija y su padre con discapacidad”, explica Cordero.

Delia estará 3 días, Diana 2 y una pareja de comerciantes otros 2 días; todos con las mismas condiciones. Durante la vista de los funcionarios del Ministerio de Agricultura se verificó que tengan, además de las condiciones sanitarias, una lista de precios y que no haya especulación. Atienden desde las 08:00 hasta las 13:30.

Las ventas en la González

Durante la pandemia, especialmente en las últimas tres semanas, han llegado varios comerciantes a las calles del sector. El subteniente Jonathan Erazo, encargado de la UPC Bellavista, ha recibido los reportes de vecinos que piden que se controle. La Policía Nacional no puede controlar la venta ni sancionar, su procedimiento es pedir que los vendedores se retiren como lo han hecho y pedir que la Agencia Metropolitana de Control acuda.

No obstante, Erazo asegura que comprende la situación del país. “Uno entiende que todos deben trabajar y llevar el pan a la mesa, pero nosotros debemos hacer cumplir la ley pero sin sancionar porque no estoy en competencia de hacerlo; lo que pedimos es que el barrio se ponga de acuerdo en un solo criterio”, asegura el subteniente.

No todos están de acuerdo con que se permitan las ventas. A la propia casa de María Fernanda Peñafiel fue una persona a gritar en contra de las ventas y denunciaron a las autoridades, según dice la dueña de casa.

En estos momentos todos estamos viviendo una situación que no estaba prevista, que no estaba regulada en las leyes. No le puedes pedir a una persona que vivía de la venta ambulante que hoy día tenga todos los permisos para trabajar. Lo que se le puede pedir es que tenga un sitio limpio, que preste todas las medidas de seguridad para ella y para los clientes. 

María Fernanda Peñafiel

En los chats de convivencia hubo aceptación de la mayoría de participantes y muchos incluso publicaron fotos de los productos y de la organización en el garaje. Se han barajado ideas de espacios en el barrio que podrían utilizarse para este tipo de comercio.

Por ahora, el deseo de María Fernanda Peñafiel es ayudar a los comerciantes que han trabajado históricamente en el sector. “Me gustaría que venga el señor que vende flores justo esta semana antes del Día de la Madre“.

María Luisa Cordero y María Fernanda hacen “publicidad” en los chats para promover los horarios y los productos que se comercializan en el garaje y han llegado las caseras y caseros. “Yo insisto que ahora debemos guiarnos por las circunstancias y el sentido común y responsabilidad”, concluye María Fernanda, quien vive en el barrio desde hace 50 años.

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Un comentario

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  1. Vivo en la González Suárez toda mi vida y me parece un gran acto de generosidad que los estén ayudando a vender sus productos de esa forma, me ha causado indignación ver como la policía maltrata a esa pobre gente y les quitan sus productos y el mal corazón de los vecinos que los denuncian y arman problema, ellos están con mascarilla y guantes y cumplen con los estándares de seguridad en un espacio abierto. Bien por ellos y por el barrio porque nos facilitan el adquirir productos sin aglomeraciones.

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