Una idea se hizo realidad el 1 de septiembre de 1990. En esa fecha se concretó la propuesta de la junta parroquial y el sueño de su presidente, Rodrigo Gálvez. Ambos querían tener una biblioteca para el fomento de la educación, la lectura y la cultura al servicio de toda la parroquia.
Paulina Calvachi, una tumbaqueña, promotora cultural, bibliotecaria de carrera, es la actual encargada del lugar. Ella ha sido testigo de los cambios, luchas y procesos que se tuvieron que realizar para que la biblioteca tenga un espacio digno.
La historia a través de 31 años
Capítulo 1: Todo inició por un sueño
Ha sido una lucha constante por conseguir un espacio para la biblioteca de Tumbaco, así como su estabilidad y mantenimiento. Siempre ha dependido de la toma de decisiones de las autoridades locales y de la ciudad.
El segundo periodo de la Junta parroquial de Tumbaco, luego de la inauguración de la biblioteca, fue una continuación para mantenerla y fortalecerla. Era una época en la que otras parroquias aledañas no contaban con presupuesto alguno; solo lo hacían por amor a la parroquia y al pueblo. Incluso debían hacer donaciones para poder sostener la actividad.
En Tumbaco una de ellas era el servicio de un carro para recolección de basura de las fábricas y un impuesto significativo del comercio autónomo. En caso de que no hubiera presupuesto la única alternativa era la autogestión para cubrir los gastos y sueldos del chofer y la secretaria, que era Paulina.
Capítulo 2: El Municipio acoge la biblioteca
Pese a todos los esfuerzos de esos años por falta de recursos se decide entregar la biblioteca a la administración del Municipio de Quito. Ahí empezaron las gestiones y acercamientos con el alcalde de esa época, Rodrigo Paz (1988-1992) para proponerle la entrega de la biblioteca. Se conocía que en Quito ya estaban funcionando las bibliotecas infantiles.
Luego se trasladaron a distintos sectores de la ciudad, donde se ubicaban estas bibliotecas infantiles que tenían un fondo bibliográfico exclusivo para niños.
Con ese hito, la sede de Tumbaco empezó como una biblioteca infantil en la década de los 90. No pasó mucho tiempo de la propuesta y se empezó a visibilizar el éxito. Por lo cual, el Alcalde aceptó hacerse cargo de otorgar el fondo bibliográfico, estructura, capacitaciones y el pago de funcionarios. Ahora es parte de la Red Metropolitana de Bibliotecas de Quito.
Capítulo 2: La biblioteca toma forma
El funcionamiento era en la segunda planta de la Junta Parroquial, sin embargo vino una nueva administración y empezó a pedir el espacio. Como había un convenio firmado del comodato por 20 años que garantizaba su instancia se quedaron. Solo iban cinco años.
El lugar iba tomando forma de biblioteca. Tras la restauración del Centro Cultural en la Iglesia Antigua se buscó otro comodato de utilización. La Curia y el Municipio firmaron un acuerdo por 10 años; de los cuales cinco se fueron en la restauración y el resto se utilizó como centro cultural.
Cuando el edificio estaba totalmente restaurado y funcionaba como Centro Cultural, le pidieron a Paulina que abandonara el espacio ya ganado en comodato por 20 años en la Junta Parroquial, con el fin de aglomerar todas las actividades culturales.
Capítulo 3: La lucha por no desaparecer
Al terminarse el comodato de cinco años en el Centro Cultural, el párroco Gonzalo Meneses, ya no quiso renovar el comodato tanto de la biblioteca como del Centro Cultural. Nuevamente volvió a la junta parroquial pero ya no en la segunda planta sino en una parte baja donde funcionaba la casa social para reuniones importantes y el funcionamiento de la funeraria; solo aceptaron con la intención de no desaparecer.
El tiempo pasó y vino una nueva Junta Parroquial. Nuevamente se obligó a Paulina a salir de ese espacio sin tener un lugar para ubicarse. La orden fue que todo iba a ser trasladado a las parroquias de Puembo o Guayllabamba y ella ocuparía un puesto en Quito.
Su tenacidad pudo más y consiguió que les concedieran las instalaciones del Instituto de Corte y Confección en Tumbaco, hoy Unidad Educativa Municipal Rafael Alvarado, un edificio usado en ese tiempo para bodega de rótulos del Municipio y que estaba en condiciones precarias con muchos roedores y goteras.
Capítulo 4: La renovación
Se mantuvieron en el lugar en malas condiciones. Hasta que restauraron el Parque Central en la alcaldía de Paco Moncayo y la Corporación Vida para Quito. Vieron el estado de la biblioteca y restauraron el espacio con jardines, techos y una sala para tener condiciones más dignas, pero sin baterías sanitarias.
La llegada de una nueva administradora zonal municipal consiguió presupuesto para hacer un segundo piso sobre la biblioteca. Sin embargo, estudios arquitectónicos determinaron que no soportaba una segunda planta.
De ahí, parte una propuesta para el Director de bibliotecas de derrocar el edificio y hacer uno nuevo donde funcionará la sede de la biblioteca municipal, donde está hasta la actualidad, junto a la Casa Somos y el Balcón de Servicios.
Se aceptó el derrocamiento pero cumpliendo todo lo que solicitaban. Una sala de lectura, stands, sala infantil con un cibernarium. Con los cambios, nuevamente la biblioteca se quedó sin espacio.
Capítulo Final
Paulina volvió a luchar por el espacio y acudió al nuevo párroco de ese momento, Jorge Villarreal, para que le permitiera regresar al espacio en el Centro Cultural mientras duraba la construcción. Se calculaba que esta iba a tardar de tres a seis meses pero duró tres años. En ese tiempo permanecieron en la parte subterránea de la iglesia antigua donde nuevamente tenían condiciones precarias, sin baños ni agua.
Cuando terminó la construcción, la biblioteca funcionó desde 2013 en el nuevo edificio. Era un orgullo para todos los tumbaqueños.
Lo más importante es que en estos 31 años la comunidad ha ido apropiándose de ese lugar lo siente suyo, los niños acuden y lo siente como un lugar tranquilo, seguro donde podían venir a pasar el tiempo o hacer tareas.
Paulina Calvache, bibliotecaria
Los buenos resultados
La biblioteca actualmente tiene mucha actividad. Trabaja en fomentar la cultura a 10 instituciones educativas, seis organizaciones sin fines de lucro y seis clubes de lectura. Por eso día a día realiza lecturas de obras selectas para incrementar el pensamiento crítico, la creatividad y pasión por leer. Asimismo, permiten que adultos mayores se mantengan informaos por la prensa de cinco diarios.
En una encuesta realizada a los usuarios y personas que coordinan las lecturas en diferentes instituciones hubo conclusiones positivas. De 121 respuestas no tuvieron comentarios negativos. Los visitantes pedían que no se elimine este servicio y que sigan con el proyecto.