Nueva Vida en la González Suárez
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¿Cómo nos reciclaremos después de la pandemia?

Un cambio o muchos cambios. La Tierra y la humanidad cambiarán de era o el ser humano entrará (o entró) en una nueva etapa. La cantante española ‘Lolita’ Flores lanzó, en un programa de TV de su tierra, una pregunta con tono de reflexión: ¿Cómo nos reciclaremos después de esto?

Solo se sabrá cuando —de verdad— pase, porque pasará. Ahora, en medio del confinamiento, el futuro todavía parece una palabra con incógnitas. En estos días de confinamiento, como dice el quiteño Óscar Anibal Benalcázar, 85 años de edad: “ya que no hay como ir para fuera anda para adentro”.

Entonces sí, estos días ha sido días el viaje ha sido por el interior de cada uno para reflexionar en lo que no se querrá olvidar en el futuro. UNOSTRES les propuso a los vecinos de la González Suárez que escribieran sobre las lecciones que quisieran recordar de la cuarentena.

Este es el legado de los vecinos para el futuro

No solo se requiere provisiones de víveres, libros y música muy indispensables.

Se ha visto la solidaridad de la gente, pero al mismo tiempo la decepción por los políticos que han generado miedo.

La muerte es una realidad y la cuarentena nos ha dado la oportunidad para reflexionar sobre algo que nunca queremos afrontar”.

Fernando Larenas – 15 años en el barrio

Es fundamental que ya vayamos pensando en cuál será el próximo normal que emergerá poscrisis y la nueva realidad va a exigir una restructuración del orden económico y social de la manera que sea conducido tradicionalmente.

Tal como de la noche a la mañana un sistema educativo tuvo que reinventarse usando las plataformas digitales para llegar a los alumnos en su movilidad restringida al igual que la de sus profesores.

Ahí vimos que se aplicaron nuevos paradigmas que nos lanzaron a la cuarta revolución industrial con inversión total en la materia educativa. Hemos visto aunque aún no mucho aquí en el Ecuador el tema de la telemedicina para tener que evitar ir a los centros de asistencia con sus potenciales focos de infección donde, en lugar de convertirnos parte de la solución, potencialmente nos convertimos en parte del problema que sigue agravándose”.

Kurt Freund – 27 años en el barrio

La solidaridad de los vecinos del edificio y del barrio. En los momentos más difíciles hornearon pan para compartir, se organizaron para ir al supermercado o compartieron guantes, mascarillas y otros elementos claves en esta situación: ¡Cuando el invierno llega, el lobo solitario muere pero la manada sobrevive!

Arturo Mora – 12 años en el barrio

Tener que permanecer en casa, no es dramático en sí, no ha sido difícil sobrellevar la permanencia obligada, pero el saber que no puedo ni debemos salir por el bien individual y por el bien de todos, la falta de libertad para movilizarse y realizar las actividades que tenemos por nuestro trabajo o por las que nos gustan hacer, es lo que me ha hecho valorar la libertad, el contacto social.

Por otro lado, me satisface enormemente constatar cómo va disminuyendo la contaminación ambiental y las muestras de solidaridad que se han dado.

También me entristece saber que hay personas que están sufriendo y teniendo una situación muy difícil, me entristece saber que hay familias que han tenido que sufrir las pérdidas de sus seres queridos.

Por último, me preocupa grandemente el futuro del país, de las familias, de las empresas, de los trabajadores, etc. por las pérdidas económicas que significa esta calamidad, pero a la vez creo que esto nos hará reinventarnos y esforzarnos por mejores días para el Ecuador en bien de todos.

José María Laso – 38 años en el barrio

Estuve hospitalizada con corona, ya estoy recuperada en casita. He tenido otras destrezas y fortalezas que no las conocía. Tengo mucho entusiasmo de trabajar en equipo siempre. El 18 de marzo llegaron los primeros síntomas, hubo dolor de cuerpo. El 23 de marzo vino la fiebre y el dolor de cuerpo. Fuimos al Metropolitano, me hicieron exámenes. Pensaron que era sinusitis. Me pusieron oxígeno y me hidrataron. Me hicieron nuevos exámenes y dio positivo con coronavirus. Quedé impactada con la noticia, pero siempre pensé que soy sana y que iba a salir adelante. Tenía miedo de haber contagiado a mi familia. A los 3 días supe que no estaban enfermos y me dio mucha tranquilidad por ellos y por la gente del edificio.

El 27 de marzo fui al hospital del IESS del sur. Ahí me asusté porque las personas de mi sala estaban muy decaídas. Eso me dio sentimiento de agradecimiento de estar en pie. Gratitud de estar bien atendida por un personal médico muy cálido y profesional. Ese rato supe que no me había dado con tanta fuerza y que con fe todo iba a salir bien.

El 31 de marzo lloré de alegría. Me dieron el alta. Llegué a mi cuarto a una cuarentena estricta, lloré de la angustia contenida. Una vez tranquilizada comencé a valorar este espacio de recogimiento, reflexión y agradecimiento con mi familia y amigos.

Descubrí que el miedo a recaer y contagiar a una persona me hacen estar muy tranquila en mi espacio. Aprendí que la oración te llena de esperanza y de paz. La música fue mi mejor compañía. La meditación te conecta con el resto del mundo. Programas de lecturas culturales mantienen tu entusiasmo. El juego de bridge mantiene mis neuronas activas.

Aprendí que si quieres estar conectada con tu gente no importa el método. Cuando termine seré mejor persona y podré estar en los zapatos del resto y me dedicaré a trabajar con mi comunidad cercana. No me asusta lo que venga, se que será diferente pero bueno. Estoy en el mejor lugar que uno puede recuperarse: mi casa.

Tengo 62 años, o sea que todos podemos recuperarnos pero lo mejor sería no contagiarnos”.

María de Lourdes Pazmiño – 25 años en el barrio

Debemos dar espacio a que siempre las cosas pasan por algo, quienes somos creyentes, abrimos la posibilidad a que es Dios —dándonos un ‘tas tas’ por malcriados— nos muestre cosas que tenemos que reflexionar y ‘ajustar tuercas’ para decirnos: “te me vas al cuarto hasta que reflexiones y madures…”.

Creo que por algo pasan la cosas, debemos estar pendientes de nosotros.

Esta convivencia me tomó con mi madre. El otro día hablábamos de que repetimos una convivencia así a los 24 años. Ha sido muy chévere por varias cosas, pero también lo he aprovechado para hablar del pasado y temas no cerrados o círculos abiertos aún. Los hemos ido poniendo sobre la mesa y créanme, nos está limpiando el alma, el espíritu, corazón y la mente. Estamos más unidos que nunca cada día.

Sobre mis objetivos. Ya no serán los mismos que antes, ya quiero otras cosas o al menos, las mismas pero ajustadas. La percepción es otra para mis aspiraciones y mi camino. Todo es visto con otros ojos (mente y corazón en más equilibrio).

¡Bendito virus!

Franklin Velasco Chávez – 10 años en el barrio

Los fines de semana eran insoportables desde la muerte de mi compañero del alma. Hoy todos los días son sábado y domingo, he aprendido a llenar mi tiempo y me siento contenta de estar aislada pero con salud, sería terrible experimentar lo que cuanta gente estará sufriendo, enfermas y solas.

Me tengo mí misma y me acompaño con lectura, música, pinto, tengo visitas telefónicas, cuido de mi jardín y mi hogar.

La vida sigue siendo hermosa. ¡Qué importante es tener cualquier forma artística de expresión! Todos deberíamos cultivar o aprender a cualquier edad algo que eleve nuestro espíritu.

Valoro más que nunca el contacto social, la cercania y el abrazo de mi familia y amigos. El ser humano siempre aprenderá como sobrevivir a esta experiencia, seremos mejores porque aprendimos el valor de la libertad, la solidaridad, la familia y estaremos más agradecidos con la vida.

Me conduelo con quienes han perdido a sus seres queridos, sé lo que se siente y no tengo derecho de sufrir nimiedades, espero para todos tiempos mejores.

Carmen Cadena – 6 años en el barrio.

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Escrito por Marcos Vaca

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