Se siente la alegría en el parque Azkúnaga. Los niños corren, mueven los brazos y escuchan al entrenador José Hidalgo.
21 niños practican tres veces a la semana, desde las 16:00. Todo empezó hace tres meses. “Algunas mamás me vieron entrenar y me pidieron que enseñara a sus hijos”, recuerda José.
El entrenador subía a lanzar el balón en la cancha del Azkúnaga. Su esposa trabaja cerca y él aprovechaba para practicar con personas de una empresa privada del sector. Se hizo amigo de los niños y todo terminó en formalizar los entrenamientos.
Francisco Nicolás, de 11 años, era uno de los menores que había visto a José Hidalgo. Pidió a su madre Gabriela que contratara al ‘couch’. Buscó a otras mamás y lograron armar un grupo. “Hoy Francisco Nicolás está feliz con los entrenamientos”, dice Gabriela Betancourt.
Por el momento, el entrenador trabaja con menores de tres categorías. La primera es de pequeños de 5 años, la intermedia de entre 6 y 9 y la tercera de 10 hasta 14 años.
Las niñas y niños están más seguros, tienen más técnicas y especialmente disciplina en el trabajo en equipo. “Ahora conocemos a más pequeños del barrio, los niños y los padres se han integrado”, asegura la madre de Francisco Nicolás.
El horario del entrenamiento en el Azkúnaga
Las prácticas regulares se realizan los miércoles y jueves. Los lunes, en cambio, hay una clase intensiva extra. La actividad empieza a las 16:00 y se extiende por dos horas. Se nota la familiaridad entre los niños y el maestro.
Se juegan bromas y se apoyan. Entre los jugadores está Adrián Fontanini. “Soy un chico especial y esto (el básquetbol) se ha convertido en mi pasión”, resalta durante el entrenamiento del pasado 14 de noviembre. Algunas veces las tardes lluviosas impiden los entrenamientos.
El couch de los niños
José Hidalgo tiene 28 años y desde los 18 está activamente en las canchas de baloncesto. Las madres conocieron sus referencias y han constatado la cercanía con los niños. “Este proyecto me tiene enamorado”, explica con una evidente emoción el profesor.
El deporte ha sido una constante en su familia. Su hermano Henry jugó básquet profesionalmente. José empezó en el fútbol, pero encontró en el baloncesto su pasión. Aspira a que sus pupilos crezcan personalmente y que esto contribuya a su salud física y mental. “El deporte es increíblemente importante en la vida de las personas”. Por eso, para José, incluso quisiera que alguno de sus alumnos llegue a jugar profesionalmente en el futuro.
Nada es imposible. Se ve el entusiasmo en los pequeños del Azkúnaga y los ánimos se han extendido. El Comité apoyó para que la Policía incluso patrulle la zona durante las prácticas. Una empresa local de productos deportivos entregó 20 uniformes para los muchachos y el entrenador, a cambio, realiza informes del crecimiento del proyecto.
Muchas tardes los padres alientan a sus hijos y se vuelve una fiesta cuando hay partido. En el futuro los niños enfrentarán torneos y en el corto plazo ya jugarán partidos amistosos con niños de otros clubes.