Unos Tres
Inspiración para volver al pasado del barrio González Suárez. Gabriel García Márquez escribió que “la memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos y, gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado”. El Hotel Quito inspiró a un crecimiento moderno de la capital de Ecuador.
¿Hay algún mal recuerdo de la González Suárez que se haya borrado? Seguramente sí. Sin embargo, los vecinos más antiguos guardan imágenes de un sector que se elevó a pulso. 6000 personas viven en 52 edificios y más de 60 locales, entre ellos el icónico Hotel Quito.
Antes había bosque en la González Suárez
Reinaba en la zona el Hotel Quito desde 1960. Crecían árboles y donde ahora se elevan rascacielos. Rodrigo Patiño llegó con su esposa Sara Terán a vivir en el edificio Patiño en 1974. Ahí han residido 43 años. “No había nada cuando llegamos”, recuerda el ingeniero civil de 82 años. En su mente está la imagen de un potrero que se extendía desde donde hoy funciona el Sweet and Coffee hasta la vía a Guápulo. Levantaron un edificio de cinco pisos los Patiño. El ingeniero civil recuerda que una vez que lo terminaron la ordenanza municipal cambió y aparecieron construcciones más altas.
La capital llegaba por estos rumbos hasta lo que se conocía como ‘La pata de Guápulo’, donde termina el Hotel Quito; explica el excronista de la ciudad Alfonso Ortiz Crespo.
Fotos tomadas por el fotógrafo Luis Mejía guarda en su archivo Ortiz Crespo. Una de ellas justamente desde el Hotel Quito hacia el norte. Se ve el colegio La Inmaculada y la avenida de tierra. Justo al frente del plantel aparecen unos buses. Pertenecían a la ruta Hotel Quito – Chaguarquingo. Justo ahí, recuerda Sara Terán, daban la vuelta para retornar al sur. Terán, de 69 años, estudió en La Inmaculada parte de la secundaria y se graduó en el 67.
Una conferencia fallida fue el pretexto para edificar el Hotel Quito
Existen detalles escritos por Ortiz Crespo sobre el Hotel Quito y otras cinco obras de los años 50 y 60. El hotel, el Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre, la Cancillería, las residencias de las universidades Central y Católica y el Centro Cívico fueron obras que el gobierno de Camilo Ponce Enríquez con su ministro de Obras Públicas, arquitecto Sixto Durán Ballén. Se propuso edificar en el período de 1956 a 1960. Respetaban –explica Ortiz Crespo- las decisiones adoptadas por su predecesor, el presidente Velasco Ibarra.
Se trataba de un amplio y ambicioso plan de obras públicas urbanas y arquitectónicas. Cuenta el excronista de Quito que el proyecto arquitectónico se proyectó para cumplir con el compromiso adquirido por Ecuador, como sede de la XI Conferencia Interamericana de Cancilleres. El evento estaba previsto para el fin de la década de los 60; exigía la modernización del equipamiento urbano. Esta reunión internacional nunca se realizó.
Llama la atención hasta ahora la obra. A mediados del siglo 20, en Quito había escasez de hoteles. “Carencia que debía ser superada para la Conferencia. En estas circunstancias y ante las dificultades para conseguir préstamos se comprometió a la Caja de Previsión (hoy Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social) para asumir la realización de esta obra”, recalca Ortiz Crespo en sus escritos.
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