Las más de 100 fotos de la González Suárez hechas por los vecinos desde las ventanas, balcones o terrazas han evidenciado una verdad alentadora: el cielo quiteño luce menos contaminado y por ende más puro.
En las tres últimas semanas por las medidas de confinamiento y restricción vehicular decretadas por el Gobierno Nacional, desde el 17 de marzo del 2020, para evitar la propagación de la pandemia del COVID-19, los niveles de los principales gases contaminantes del aire en el Distrito Metropolitano de Quito se mantienen en niveles estables. Esto quiere decir que la calidad del aire se considera satisfactoria y la contaminación ambiental tiene poco o ningún riesgo para la salud.
En el caso de la parroquia Iñaquito, a la que pertenece la González, su calidad de aire, de forma general, registra un nivel deseable de 46 (ver gráfico), según el monitoreo en tiempo real de la estación de control Belisario Quevedo de la zona Norte.
Así lo confirma el último Informe de la calidad del aire de la Red Metropolitana de Monitoreo Atmosférico de Quito (REMMAQ de la semana del 06 de abril al 12 de abril en base al Índice Quiteño de Calidad del Aire (IQCA). Este se actualiza diariamente en función de la Norma Ecuatoriana de Calidad de Aire la misma que establece una escala numérica de 0 a 500 para identificar los niveles de contaminación.
Si se hace una comparación con el reporte anual de la calidad del aire del DMQ correspondiente al 2019, solo tres días de marzo y ocho en abril el aire estuvo en un nivel deseable mientras que en 2018 la semana con mayor contaminación fue del 12 al 18 de marzo.
Quito en 2016 fue catalogada como la quinta ciudad más contaminada, en relación a sus partículas de material particulado PM 10, de América Latina por la última edición la Base de datos global sobre la polución del aire en ambientes urbanos de la Organización Mundial de la salud (OMS).
Razones para contaminar menos
Los principales gases contaminantes del aire, CO (monóxido de carbono), dióxido de nitrógeno(NO2), y el material particulado suspendido en el aire PM 10 o PM 2,5 presente en la atmósfera como (polvo, cenizas, hollín, cemento, polen y partículas metálicas) son emitidas por fuentes como los vehículos de diésel, la quema de residuos y cultivos.
La exposición permanente a estos gases produce graves consecuencias en la salud como enfermedades cardiacas, infecciones pulmonares entre ellas neumonía, que según la Organización Mundial de la salud (OMS) es una de las mayores causas de muerte infantil.
Se estima que por el incremento de las emisiones de CO2, que causan el calentamiento global el 93% de niños y niñas, 1,8 mil millones, del mundo respiran aire contaminado cada día y 600.000 murieron en 2016 por enfermedades infecciosas, según un informe octubre de 2018 de la OMS. En cambio, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) calcula que 7 millones de muertes son producidas cada año por la contaminación atmosférica.
La OMS, en una guía sobre la contaminación del aire ambiental en el exterior y en la vivienda, asegura que solo con niveles más bajos de contaminación se podría evitar el 12,5% de las muertes ocasionadas por problemas en vías respiratorias en todo el mundo.
Esta realidad cambia la mirada al futuro. Como lo estima la OMS para prevenir los impactos de la contaminación del aire ambiental exterior, se debe promover políticas para una movilidad sostenible, promocionar y fortalecer el transporte público, fomentar el uso de automóviles eléctricos y para los dependientes de vehículos motorizados privados motivar a otros tipos de movilidad como caminar o usar bicicletas.