González Suárez, 19 de febrero de 2013, 07:00.
El último vuelo que cada día por más de 50 años hizo de despertador a los vecinos de la González aterrizaba en el antiguo aeropuerto Mariscal Sucre, poniendo fin a una larga relación entre lo urbano y lo aeronáutico con este reconocido barrio de la capital ecuatoriana.
Para todos los que vivimos en algún momento en la González Suárez se nos hizo costumbre, de una u otra forma, el constante sonar de los motores de más de 70 aviones que a diario aterrizaban en el viejo aeropuerto.
La relación entre el barrio y los aviones fue una historia larga de amor. El sector se caracterizaba por convivir con los aviones volando tan cerca.
También era una historia de desamor por los reconocidos y mediáticos tres accidentes aéreos fatales que se produjeron en los edificios o cercanías del sector. El más reciente y último se dio el 19 de marzo de 2009, cuando un avión del Ejército ecuatoriano, por una falla humana, descendió más de lo que debía para la zona, impactando en un edificio a una cuadra del Hotel Quito.
Ahora, los residentes de la González Suárez posiblemente se han olvidado del resonar de los motores que rugían casi a todas horas durante el día, pero estoy seguro que más de uno aún mira al cielo esperando el paso de un aeroplano nuevamente.