Gabriela Balarezo
El sueño cumplido. Pisar The Cavern Club, el bar en donde The Beatles dieron su primer concierto en Inglaterra (tras regresar de Hamburgo). Allí donde empezó todo. Bajo ese techo abovedado. Aunque un friki en toda regla de la banda inglesa sabrá que el local que ahora se alza en el número 10 de Mathew Street, en Liverpool, no es el original. Porque lo demolieron en 1973 para construir la línea subterránea Merseyrail. Y —sabrá también— que lo volvieron a construir en 1984 usando los ladrillos que se pudieron rescatar del Cavern original.
Tras The Beatles por los frikis
El mítico bar es solo una de las paradas de los tours que se organizan para los fanáticos de los Fab Four en Liverpool. Fanáticos o frikis. O ‘beatlemaniacos’. Rutas que se crean en específico para este tipo de audiencias. Viajeros que quieren conocer y palpar todo lo que puedan sobre esa banda, película, serie o cómic que tanto aman. Si no son los Beatles será Harry Potter, o Juego de Tronos…incluso Sex and the C
De eso se trata el llamado (extraoficialmente) turismo friki. De complacer a aquellos aficionados de alguna manifestación cultural en particular. No necesariamente videojuegos, cómics o películas de ciencia ficción. ¿Si hay un día para celebrar el orgullo friki, el 25 de mayo— el día en el que se estrenó en los cines la primera entrega de Star Wars, ‘Una nueva esperanza—, por qué no viajes especializados?
Pisado el Cavern, quedan más rincones de Liverpool por conocer que recuerden a John, Paul, George y Ringo. La estatua de Lennon, justo a la salida del bar, y la de Eleanor Rigby que hace honor a la canción homónima del cuarteto. Además hay hoteles temáticos inspirados en el cuarteto: el Hard Days Night y el peculiar Yellow Sub, con la forma de un submarino amarillo y encallado en Albert Dock. Para los frikis más acérrimos lo siguiente en el recorrido es una joya. El Blakes Restaurant, que ostenta el nombre del artista a cargo de la portada de ‘Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band’.
Harry Potter y sus frikis
Quienes opten por esta forma diferente de recorrer el mundo tienen dos opciones. Hacerlo a su modo, armando una ruta según lo que se quiera ver— a la aventura— o tomar un tour preestablecido. Una opción es FrikiTrip, una agencia española, una de las pocas que se especializa en este tipo viajes.
A 341 kilómetros de Liverpool, en Londres, se dan gusto otra variedad de frikis. Los Potterheads o fanáticos de Harry Potter. Identificables entre los turistas comunes y corrientes por portar varitas, capas, lentes redondos o el trazo de un relámpago en la frente. Porque un friki se lo toma en serio. Los que se embarcan en este mágico recorrido pueden visitar algunas de las locaciones que aparecen en las películas. Entre estas la más emblemática, es sin duda, la estación de King’s Cross. Allí los fans del niño mago no pueden evitar tomarse una foto simulando atravesar el famoso andén 9 y tres cuartos, desde donde sale el Expreso de Hogwarts. Otra parada obligatoria son los estudios de la Warner Bros. que guardan intactos los sets de las películas.
En una versión extendida (deluxe) de este tour los viajeros se desplazan a Edimburgo. La capital de Escocia guarda, entre otras cosas, los parajes que inspiraron a J.K. Rowling y la supuesta ‘tumba’ de Quien-no-debe-ser-nombrado. Finalmente, los Potterheads abandonan Edimburgo al estilo de los jóvenes magos que dejan Hogwarts en época de vacaciones, en tren.
Girls y Sex and the City también tiene frikis
Hay viajes para todos los gustos. Los fanáticos de ‘Girls’ y ‘Sex and the City’ tienen un tour en el que pueden recorrer Nueva York en la piel de las protagonistas de estos éxitos televisivos. Mientras que a los que siguen muy de cerca ‘Vikingos’ les encantará ver los escenarios de la serie en Irlanda. Y lo mismo con los frikis de Juego de Tronos en Sevilla y Levante. No todos los días es posible recorrer los Jardines del Agua de la ciudad de Dorne. La que en la serie es la residencia de la familia Martell se levanta en un palacio andaluz, el Real Alcázar de Sevilla. Estos puntos de interés, más que atracciones turísticas, son lugares de culto para los fieles frikis.
