El Hotel Quito ha sido un generador e imán de actividad social, cultural y de negocios de la ciudad a lo largo de seis décadas. Para el urbanismo ha sido un polo de generación de modernidad en una época donde urgía una transformación.
Los inmuebles, como el Hotel Quito, son patrimoniales porque más allá de ser objetos son hechos invalorables. Son parte de la vida de los ciudadanos y parte fundamental de la funcionalidad de la ciudad.
El Conversatorio de arquitectura moderna y patrimonio cultural: Hotel Quito Joya de los Andes fue una oportunidad para destacar su importancia. En el marco de la exposición Objeto del Mes del Museo Archivo de Arquitectura “MAE” que se lleva a cabo desde el 20 de febrero al 9 de marzo.
La trascendencia como hecho
La construcción del Hotel Quito en 1957 fue un hecho trascendental e histórico en el desarrollo urbano para que sea la sede de la undécima de la conferencia interamericana del año 60 en la presidencia de Camilo Ponce Enríquez, (1956-1960).
El desafío consistía en la elaboración de un ambicioso plan de construcción y rehabilitación de entes emblemáticas públicas y turísticas. Además, el desarrollo de un plan de ampliación del sistema urbano de Quito.
El arquitecto y escultor Milton Barragán menciona que no existe arquitectura ni ciudad sin memoria. El Hotel Quito representa un patrimonio al haber visto pasar mucha historia, personajes y eventos emblemáticos por su ubicación estratégica que ofrece distintas visiones la ciudad.
Defender el Patrimonio no es solo defender el pasado sino anticipar al futuro cuando se pretende dañar.
Milton Barragán, arquitecto y escultor
Un bien público con un rol vital para la sociedad
El hotel Quito es la voluntad de la ciudadanía de contar con un hotel moderno en los años 60. El hito que le puso a la capital a la altura de otras ciudades de Sudamérica y la oportunidad que ayudó a superar constantes crisis económicas.
Según el arquitecto y director del Instituto Metropolitano de Quito, Alfonso Ortiz, el Hotel Quito puede llamarse el hotel de la ciudad porque le pertenece a todos, en especial, a la memoria colectiva. Su construcción se la hizo con fondos públicos en terrenos adquiridos por la municipalidad.
Ante esto, el intencional deterioro del Hotel para malbaratar la propiedad y venderla a una empresa privada implica una liberalización de un bien público. Enfatiza que sería una pérdida nefasta para el patrimonio de la ciudad, ante lo cual los poderes público no deben dejarse ajenar.
No se puede permitir que la voracidad de las empresas inmobiliarias quieran levantar torres de 32 pisos minimizando y destruyendo parte del hotel y sus jardines. La protección debe ser integral. No sé pueden permitir nuevos adefesios y agresiones a bienes patrimoniales como lo que sucedió con las “Torres del Castillo”