Puede sonar a exageración, pero Rosa de Bravo tiene un pesebre en casi cada rincón de su departamento.
Uno más bonito que otro. Cada cual con una historia distinta o un recuerdo único. Los principales, sin lugar a dudas, son los del marco de la ventana principal. Pareciera que el horizonte montañoso de Quito es parte del escenario de este montaje navideño.
¡Sorprende, la verdad! Las figuras de cristal parecen sacadas de una postal del Polo Norte. Provoca fotografiar cada figura.
“Desde hace fu… empecé a coleccionar”, dice Rosa. El primer nacimiento lo compró cuando se casó, hace 60 años. Tiene 83 y la memoria intacta del pasado de sus nacimientos.
Tiene unos 55 pesebres, de todos los países. En noviembre estuvo en Argentina y compró uno nuevo. Y sí, hay de muchos países: de Ecuador, de México, de Alemania… Se los regalan o los compra.
Rosa empezó a colocar los pesebres el 15 de octubre y los guarda el 6 de enero. Todos lucen intactos a pesar de los años.
El departamento es ahora mismo una suerte de exposición de pesebres de todos los tamaños, materiales y orígenes.
Hasta en los baños se encuentran pequeñas figuras navideñas. “Es una cosa sencilla lo mío, porque hay otras personas que tienen bellezas”, aclara.