Esta es la historia de una barbería que tuvo que reinventarse para satisfacer las necesidades de sus clientes. La pandemia del Covid_19 obligó a muchos negocios a repensar su modelo para, literalmente, sobrevivir.
Sin embargo, también hay dueños de locales que además de buscar ideas para sostener sus negocios mantienen el nexo con sus clientes. En Barber House apareció una idea que permitió asistir virtualmente a las personas que necesitaban de un corte de cabello, por ejemplo.
“Muchas personas que han accedido a tutoriales (en Internet) nos han buscado para arreglar la metida de pata”, explica José Francisco Aguirre, fundador de Barber House. Para ellos no era una alternativa dar el servicio de barbería a domicilio porque infringe las normas de salubridad, entonces se idearon un mecanismo para ayudar a las personas que requieran un corte de cabello o afeitarse la barba.
La asistencia virtual permite que los clientes se puedan cortar por sí mismos el pelo o la barba en casa con la guía de un barbero profesional. Él guía el paso a paso mediante una videollamada.
La experiencia en estas 3 semanas de funcionamiento ha sido increíble, no solo porque los resultados obtenidos han sido mejores de lo que se esperaba, sino que hemos transmitido un mensaje de afianzar las relaciones en casa, recursividad e innovación.
José Francisco Aguirre
De esta forma también han resguardado las plazas de trabajo de su personal, según dice Aguirre. Además de ello, se han divertido asistiendo a los clientes. Ellos, por ejemplo, han utilizado tijeras de manualidades de sus hijos. Otros han usado máquinas de cortar el pelo de sus perros.
También, niñas de 10 años han cortado el cabello de sus papás. “Hemos tenido la oportunidad de atender clientes en Canadá y Estados Unidos y lo más importante, mantenemos activos y generando ingresos a nuestros queridos barberos”, explica el fundador de la barbería, que abrió el año pasado en la González Suárez.
La atención se realiza a través de una videollamada con una cita previamente agendada. El usuario debe acceder a la aplicación o sus redes sociales y el cliente queda en manos de su barbero favorito. Esto permite, además de recibir la asistencia, vivir la experiencia habitual que ofrecen en sus locales.
José Francisco asegura que han atendido a unos 100 clientes durante el confinamiento con un 100% de satisfacción. “Hemos logrado transformar un oficio que sí o sí requería del contacto físico barbero-cliente, en una experiencia que difícilmente olvidarán luego de superada la emergencia”, concluye.